sábado, 1 de octubre de 2011

Capítulo 8: El comienzo.

Era Deb...
-¡DIOS! Das miedo-la digo burlona-.
-¿Quieres ver mi puño en tu cara?-me pregunta-.
-Solo quiero ver como mueves tus enormes piernas hasta esa puerta, la abres y te esfumas.
No sé por qué, pero estoy de mal humor...
Pasó ya una semana, hacía siete días que no le veía e inconscientemente le echaba de menos.
Kels quedaba casi todos los días con los chicos pero yo me negaba a ir.
Es sábado, ella entra en la habitación.
-Hola cielo, ¿me dejas algo de ropa?-me pregunta-.
-¿A dónde vas?
-He quedado con los chicos.
-Ya no me cuentas nada...
-Esque como nunca quieres venir pues...
-Me apunto.
-¿Enserio?-grita Kels muy contenta-.
-Claro-le sonrío-.
-Pero nada de llevarte mal con Will, teneis que ser amigos...
-Ya, bueno-digo-le echo de menos-vuelvo a decir, esta vez mas bajo con la intención de que no me oyese-.
-Lo sabía, él a tí también, siempre pregunta por tí y nunca me atrevo a decirle que no quieres verle.
-Eso no significa que me guste, ehh.
-Ya, lo que tu digas-dice burlona-.
Empezamos a vestirnos, todas ya dormían.
Hoy no iríamos a la playa, sino a una cafetería que había cerca y luego a un parque.
Salimos despacio a la parte trasera exterior del internado, ya le podía ver y oler su colonia de playboy que me encanta.
Ayudo a Kels a saltar la valla y luego salto yo.
Él no me quita la mirada de encima, yo solo miro de vez en cuando de reojo y luego aparto la mirada.
De repiente siento como si Kels y Tom no estuvieran, me doy la vuelta y así es, ya no estaban, solo quedaba Will.
Se acerca a mí.
-Bueno... ¿me vas a dejar ahora ser tu amigo?-me pregunta tímido-.
-No sé, supongo...
-Te he echado de menos...
-Venga ya, si solo discutíamos-dije sonriendo-.
-Tú discutías, yo no, yo desde que te conocí supe que eras una chica genial y que quería conocerte, ¿sabes?
-Pues yo desde que te conocí pense que eras un borde-me reí-.
-Y ahora, ¿qué te parezco?-dijo acercandose más a mí-.
-Ahora... me parece que estás demasiado cerca.
Se acercó un poco más.
-¿Y ahora?
-Mmm... que eres tonto-dije entre risas-.
-¡Oh vamos!
Se volvió a acercar, esta vez nuestras narices se rozaban...

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